LAS REGLAS DE LA COMUNICACIÓN CANINA
— Si lo encontré yo, es mío hasta que lo suelte —
Ayla, con poco tiempo en casa y después de un pasado complicado, presenta problemas emocionales y físicos, entre ellos un severo problema de ansiedad crónica y problemas con la comida.
Durante un tiempo tras su llegada, hemos combinado el trabajo de recuperación emocional con la ausencia de exposición a las situaciones problemáticas.
Hoy Ayla va a aprender una lección de Leela. Los perros pueden no compartir, pero eso no tiene porqué conllevar comportamientos de agresión.
LA COMUNICACIÓN CANINA PREVALECE SOBRE LA VIOLENCIA.
Ambas perras están comiendo un trozo de pan cada una, pero Ayla termina muy rápido (come con ansiedad) y decide intentar «algo» con el trozo de Leela.
Y ENTONCES SE INICIA LA COMUNICACIÓN.
Se alternan señales de calma, como bajar la cabeza para «aparentar» olisquear, o girar la cabeza…
… con señales más orientadas al alejamiento, como el contacto ocular…
Ayla aún tiene mucho que aprender, por ejemplo respetar a otro perro comiendo. Así que a pesar de la claridad comunicativa de Leela, aún lo intentará un poco.
Es fundamental aprender que un perro nunca debería «meter sus narices» en donde otro perro está mordisqueando…
Un momento de tensión final, para terminar de resolver la situación…
Y ese día Ayla aprendió una importante lección sobre comunicación canina…
ALGO TAN SENCILLO DE ENTENDER ENTRE PERROS Y QUE LAS PERSONAS DIFÍCILMENTE PODEMOS ENSEÑAR.
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