Los perros son animales sociales y como tales, han desarrollado a lo largo de la evolución complejos y eficaces protocolos de comunicación social. Dentro de la comunicación canina, la comunicación olfativa, el uso de las señales no verbales (señales de calma, afiliativas, de amenaza, etc.) así como determinados tipos de vocalizaciones tienen aparentemente (al menos desde el punto de vista del conocimiento humano actual) un papel protagonista. A su vez, dentro de la comunicación acústica encontramos una gran diversidad de referencias, tales como por ejemplo el lloriqueo, los ladridos o los gruñidos. Estos últimos tienden a ser interpretados por muchas personas como un indicador de agresividad por parte del perro, independientemente del contexto. Descubre en este post algunas de las razones por las cuales un gruñido no siempre anticipa la intención de una agresión.
Los gruñidos de los perros expresan diversos contenidos contextuales y afectivos para las personas que los escuchan
Las expresiones vocales de las emociones siguen unas reglas simples para codificar el estado de ánimo de los denominados parámetros acústicos, no sólo dentro de una misma especie, si no también en la comunicación entre especies.
Las personas usan estas reglas para atribuir determinadas emociones a las vocalizaciones caninas, especialmente a los ladridos, a las cuales las consideran dentro de su contexto social.
A pesar de ello, muchas personas son sin embargo incapaces de diferenciar entre gruñidos de juego y de amenaza, probablemente porque el «nivel de agresión» del gruñido es evaluado simplemente en base a la intensidad acústica.
Para resolver esta contradicción, los autores de este estudio reprodujeron episodios de gruñidos naturales derivados de 3 contextos sociales diferentes a una serie de personas, las cuales tuvieron que evaluar la carga emocional y adivinar el contexto de los participantes:
- Gruñidos de protección de comida
- Gruñidos de amenaza
- Gruñidos de juego
Los resultados mostraron que los participantes de este estudio atribuyeron las emociones de estos gruñidos de acuerdo principalmente a sus contextos sociales.
Dentro de los contextos de amenaza y juego, los episodios con gruñidos más cortos y más lentos y donde el perro mostraba un tamaño del cuerpo aparentemente más pequeño fueron asociados a actitudes menos agresivas o menos miedosas y por el contrario más juguetonas y felices.
Además las mujeres y los participantes con experiencia en perros obtuvieron mejores resultados al realizar esta tarea de evaluación emocional de los perros.
Estos resultados indican que los perros se comunican de una forma honesta en relación a su tamaño y a su estado de ánimo en una situación seria de tensión, mientras que se comportarán de manera ficticia en contextos defensivos o de juego.
Véase: Farago, T., N. Takacs, A. Miklosi, P. Pongracz, T. Faragó, N. Takács, Á. P. Miklósi & P. Pongrácz (2017). «Dog growls express various contextual and affective content for human listeners.» Royal Society Open Science 4(5): 170134-170134.
¿Cómo puedes aplicar esto en tu día a día? Tal y como demuestra este estudio, los gruñidos pueden formar parte de otros tipos de comunicación social diferentes de contextos de agresión, como por ejemplo el juego. Para los perros existen una serie de señales que indican el inicio y el fin del juego, de tal forma que todo lo que pase entremedias se encuadra dentro del contexto de dicho juego, salvo evidenemente que alguno se salte los límites de las normas sociales. Por tanto, para las personas que convivimos con perros es fundamental conocer la razón por la cual nuestro perro puede estar gruñiendo en un contexto social determinado. Cualquier persona puede concluir de manera muy evidente las nefastas consecuencias de regañar o castigar a nuestro perro por emitir una señal determinada, como un gruñido, en un contexto de juego (y en general, de regañar o castigar en cualquier contexto). La sensación de confusión para nuestros perros en esos casos debe ser tremendamente desconcertante. Asumo que no deben entender mucho... "¿pero, si estábamos jugando, no? ¿Por qué me has regañado? La conclusión de este estudio es muy simple pero encierra un poder enorme para mejorar la relación con nuestros perros: ENTIENDEME PARA RESPETARME, ENTIENDEME PARA QUE PODAMOS SER FELICES JUNTOS.
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Gracias ,muy interesante . Estoy en la tarea de acabar por entender bien a mi perra , aprendí que debía estar agradecida a lo expresiva que era para poder entenderla y permitirle expresarse ,me falta saber en qué momento parece como si algo se desatase en ella y cambia a una actitud agresiva ….vamos en camino pero a veces veo mas probable que ella acabe hablando humano a que yo entienda canino,jijijiji
Muchas gracias a ti, Rocío, por tu continuado y generoso esfuerzo en entenderla. Enhorabuena por todo lo que haces por ella. Aún no se si es el caso, pero a veces simplemente no podemos entender algunas cosas, y sólo podemos aceptarlas tal y como son. Incluso a veces el simple hecho de quitarse ese peso de no saber entender es justamente lo que ilumnina la bombilla de repente. Te mando un fuerte abrazo, 🙂
Siempre es agradable ver que Adam Miklosi es uno de los autores del estudio 🙂
Como dices es importante remarcar que un gruñido no tiene por qué derivar en una agresión. De hecho sirve para evitarla siempre que le resulte funcional, aunque esto no lo percibe la mayoría de la gente.
En este artículo detallé seis posibles causas por las que un perro gruñe cuando lo hace como señal de amenaza. Dejo el enlace para que los lectores de tu blog puedan ampliar la información que comentas en el artículo:
https://www.conectaadiestramiento.com/mi-perro-me-grune/
Un saludo
Muchas gracias por dejarnos tu comentario, David. Sin lugar a dudas, Adam es un gran referente en algunos aspectos del mundo canino. Gracias por dejarnos tu artículo, siempre es un placer poder ampliar la información, con cuantos más puntos de vista mejor. Un abrazo,