Los problemas de gestión de la soledad en perros son relativamente frecuentes. Son bastantes los perros que muestran signos de ansiedad (leve, moderada o severa) día tras día cuando tienen que enfrentarse a la situación de quedarse solos en casa. Este texto es la primera de dos series, donde partiendo de 3 casos que nos ayudan a empatizar con escenas cotidianas (Rigo, Nala y Coco) se analiza el concepto de Ansiedad por Separación Canina (ASC), así como las implicaciones emocionales y sociales para el perro y la persona que conviven con esta situación. ¿Quieres profundizar en el miedo a la soledad? Te invito a leer esta publicación y compartir tu experiencia.
«MIEDO A LA SOLEDAD: ¿CÓMO LLEGAMOS MI PERRO Y YO A ESTE GRADO DE DEPENDENCIA?»
Tres historias de soledad: un ejercicio de empatía
Rigo (x beagle) y Bea. Bea está comenzando a vestirse para ir a trabajar, mientras Rigo le persigue por toda la casa, hiperactivo. Rigo comienza a mostrar claras señales de estrés (en el caso de que Bea sepa reconocerlas…) y vuelve a pensar: «me la va a liar hoy también».
Nala (Golden Retriever) y Alfonso. Hoy a Alfonso le gustaría salir con amigos a cenar, le han llamado para ofrecerle un plan muy interesante, y hace meses que no sale. Desde que llegó Nala a su vida, su amada compañera canina, no ha podido hacer ningún plan sin ella. Si tan sólo sale 3 minutos a buscar el correo al buzón, ladra, araña la puerta y tira todos los muebles en un movimiento esquizofrénico de un lado para otro. «Vaya, hoy una vez más tendré que quedarme en casa», piensa Alfonso.
Coco (x Pastor Alemán) y Juana. Para la gran mayoría de las personas con las que se encuentra, Juana hace una vida normal. Sale de paseo con Coco, escribe emails, recibe amigos o familiares en casa… Pero por dentro, de puertas para adentro, Juana sabe la realidad: Coco y ella no pueden separarse, ni siquiera puede cuidarlo alguien más, porque comienza a ladrar ininterrumpidamente, incluso a pesar de estar acompañado, porque no está con ella. Y Juana aún sigue aparentando una vida normal para los demás, por dentro cada vez más destruida emocionalmente por el aislamiento social al que se has visto avocada.
Para muchas personas y algunos profesionales caninos, sin solicitar prácticamente ninguna información adicional, Rigo, Nala y Coco serían con alta probabilidad diagnosticados de manera ineludible con el término «Ansiedad por Separación Canina» (ASC). Al margen de que con la mínima información aportada sería cuanto menos atrevido concluir dicho diagnóstico (no creemos que un perro por el mero hecho de romper o ladrar cuando está solo en casa necesariamente tenga que ser diagnosticado con tal «problema»), la siguiente pregunta que uno puede hacerse sería qué implica que un perro tenga esta ASC.
¿De qué estamos hablando con el concepto «ansiedad por separación»?
Bajo el término Ansiedad por Separación Canina (ASC) se incluyen una multitud de situaciones, algunas más bien diversas entre sí, y otras más cercanas, que en general hacen referencia a la incapacidad de un perro para quedarse tranquilo en diferentes contextos (de ahí el término «ansiedad»), por lo general bien completamente solo o por la ausencia de alguno o algunos miembros concretos del núcleo familiar, sean de la misma especie (perros) o de otras, como personas (pero no solo personas, algunos perros canalizan la dependencia con gatos, por ejemplo) (de ahí el término «separación»).
Durante los últimos años ha habido larga controversia sobre qué es y qué no es ASC. En mi opinión, el debate terminológico sobre esta «gestión de la dependencia» o «gestión de la soledad» es quizás demasiado protagonista, pero es cierto que al menos aproxima el concepto a la realidad, y nos empuja a pensar y reflexionar sobre en qué palabra o concepto se encuentra nuestro perro encuadrado (si es que esto es posible), aunque luego en la práctica se nos ofrezca muchas veces el mismo planteamiento o solución, pero con diferente nombre.
Ahora bien, lo que sí me parece interesante no es el nombre en sí que le demos, sino más bien si sabemos tratarlo o no en función de cada realidad.
Porque como «sufridor» de este problema varias veces, me di cuenta de que se dedicaba excesivo tiempo a discutir qué era y qué no, y muy poco a dar herramientas para solventar la situación, independientemente incluso de cuál fuera el «diagnóstico» definitivo.
Porque en el fondo, quizás me importa menos si es ansiedad por separación o aburrimiento, si luego no me aportan herramientas útiles, o si las herramientas que me dan son las mismas para un caso que para el otro.
¿Por qué esta situación es tan frecuente?
Existen multitud de factores de riesgo por los cuales un perro determinado puede presentar mayor o menor predisposición a desarrollar este problema, entre los cuales creo que dos de los más frecuentes son: 1) los perros de protectoras o perreras, que pasan por varias (o muchas) casas en relativamente poco tiempo o que pasan a vivir a una casa después de un tiempo más o menos prolongado en una «guardería» canina, 2) los perros con tendencia a la inseguridad, especialmente por diversos problemas durante las etapas tempranas.
Pero lo cierto es que, aunque son muchos los perros que llegan a normalizar la soledad, o la separación respecto a un individuo concreto, «a priori» quizás deberíamos contemplarlo como una situación «extraña» para un animal social como el perro.
Es cierto que la gran mayoría de las especies de animales sociales silvestres no permanecen todo el tiempo juntos, pero en ellos existe una libertad de decisiones que los perros domésticos, encerrados en un piso, no tienen. He estudiado durante muchos años el funcionamiento de los ecosistemas naturales y si algo he aprendido en ese tiempo es que los animales libres tienen menos estrés en gran parte porque pueden decidir lo que hacer. Ciertamente, casi para cualquier perro, incluso para todos aquellos que gestionan esta soledad razonablemente bien, se tiene que hacer muy raro entender o aceptar como lógico que su núcleo social se vas a marchar todos los días 10 horas y que se va a quedar solo en casa, quiera o no, y encerrado. ¿No será que algunos de esos perros «han tirado la toalla»? A veces pienso que los perros a los que etiquetamos como que presentan ese problema, los perros de las ASC, son justamente los que se resisten, diciéndonos a gritos, que ellos no están de acuerdo con algo tan anti-natural para su lado más de animal social.
¿Quizás no son ellos los que tienen el problema y somos nosotros, despojándolos de su opinión, arrancándoles de su comportamiento más evolutivo? Pero luego vuelvo a la realidad, la sociedad humana no está preparada para aceptar la opinión de estos perros «rebeldes». Terminamos aceptando que tienen un problema porque a nosotros no nos viene bien asumir que sean así.
Ahora que fui padre recientemente y me fijo más en ciertos temas de educación infantil, entiendo como muchos bebés humanos se rebelan y expresan su opinión con llantos y gemidos cuando los padres les dejan durmiendo en otra habitación desde edades tan pequeñas que les resulta complicado gestionar, con un probable sentimiento de inseguridad, y segruramente usando un criterio algo alejado de la naturalidad de la crianza.
Los casos más graves con frecuencia se vuelven representativos.
Bajo mi manera de verlo, sin lugar a dudas, los casos más graves de mala gestión de la soledad o dependencia son probablemente casos muy evidentes de una relación patológica, al menos en una dirección, aunque a otras tantas veces puede ser en ambas. La autoestima de estos perros debe estar completamente denostada, sumergida en la más profunda de las cavernas, pues no son capaces de llevar a cabo ninguna acción en su vida de forma independiente.
Su bienestar emocional depende por completo de tu presencia junto a él, o a veces de la de alguien más al menos, aunque no seas tú. Lógicamente, esto es un problema, pero me resisto a pensar que por unos cuantos casos extremos tratemos a los perros que desean estar en nuestra compañía, que no entienden de horarios laborales, como una «enfermedad patológica de dependencia».
La ASC no existe, me dijeron una vez.
Habiendo sufrido nosotros varios casos personales de perros con este problema en nuestra propia casa, de perros adoptados que llegaron en un estado emocional lamentable, recuerdo que una vez un profesional canino (y que después me lo repitieron algunos más como dogma del anterior) me apuntó que «la ansiedad por separación en los perros no existe, es más bien de la persona al separarse de su perro». No niego que haya personas que realmente sufren no pudiendo llevar a su perro a algunas partes, pero negar que un perro no pueda desarrollar un problema de gestión de la soledad más allá de lo que hagas tú, supone infravalorarlo como individuo.
Es como eso de el perro depende «principalmente» de lo que haga «el referente» (discutible término). No estoy de acuerdo, los perros tienen vida propia, pensamientos autónomos y, a pesar de quen nosotros como su familia que somos podemos influir en su comportamiento, son individuos con una complejidad mucho más allá que nosotros.
Los perros que desarrollan este problema han podido pasar por multitud de circunstancias en su vida que le han llevado a interpretar (aunque con frecuencia es un proceso más emocional que cognitivo) que o bien quedarse solo o bien quedarse sin tu compañía en concreto les va a suponer problemas.
Así que creo que sí, el problema existe, le llamemos como le llamemos, y estemos nosotros influyendo o no. Por ejemplo, un perro adoptado puede llegar a casa con este problema en su «mochila», a pesar de que tú seas una persona tranquila y relajada.
La repercusión emocional para las personas: el bloqueo.
Teniendo en cuenta lo anterior, sí que creo que uno de los puntos más conflictivos del trabajo con este tipo de situaciones es el trabajo emocional con la persona o personas que sufren el problema, especialmente grave cuando el perro tiene una fijación solo con una persona concreta.
Resulta maravilloso convivir con un perro que te ama, pero es agotador y frustrante cuando ese amor os lleva a compartir 24 horas al día, 7 días a la semana, 12 meses al año. Además de que por otro lado antes o después te limita para compartir muchos otros momentos sociales.
La repercusión emocional para la persona o personas que padecen esta situación es brutal. Tanto, que me atrevería a decir que te llega puede llevar a un complicado punto de bloqueo.
Tu vida se puede ver muy limitada, tan solo a aquellas actividades que puedes realizar con ese perro (y siempre que el perro no tenga más problemas añadidos), y poco a poco te puedes ir apagando, renunciando cada vez más a tu felicidad y al final te puedes llegar a conformar viviendo casi con nada.
La incomprensión social.
Una de las peores repercusiones del problema es la incomprensión social hacia la situación que muchas veces se encuentran las familias en las que el aparece. Si a unos padres, por cualquier circunstancia que no merece la pena analizar aquí, resulta que su hijo acaba en drogas, con un problema de adicción, a todo el mundo le parece normal que esos padres se sacrifiquen porque su hijo esté bien, a diferentes niveles. Si tu perro llegó a casa con ASC, o la desarrolló por diversos factores durante su convivencia contigo, a muchas personas les parece inconcebible que ese perro no pueda quedarse solo.
Esto lo suelen decir personas que nunca han experimentado el problema, porque supongo que lógicamente si amas a tu perro y tu perro tiene esa incapacidad, estoy casi seguro que lo verás con otros ojos.
La presión social y las pautas rápidas
El ritmo de vida humana es incompatible con las herramientas que el trabajo de gestión de la soledad en muchos casos requiere. Cuando alguien convive con un perro con problemas de reactividad, por ejemplo, a perros, el problema se ve diluido porque aparentemente tan sólo se manifiesta durante los minutos que sale a la calle (lo cual no es cierto que únicamente afecte a ese momento, porque a nivel emocional tiene muchas repercusiones para el perro y las personas). Muchas de estas personas siguen un proceso que les lleva a poco a poco sacar a pasear cada vez menos a ese perro, pero por lo demás, si en casa no da problemas, tampoco afecta demasiado al tipo de vida. Cada vez compartes menos momentos felices con el perro, y sigues con tu vida centrándote en otros asuntos.
Sin embargo, la ASC conlleva el estigma de estar presente las 24 horas del día. Hagas lo que hagas, es un problema que está prácticamente siempre presente.
Esto dificulta mucho convivir con él, y entre la presión de uno mismo y la presión social, muchas familias acaban terminando por recurrir a pautas rápidas, que al menos «apaguen el fuego» de los efectos del problema sobre los vecinos y/o sobre la vivienda, ambos de carácter esencialmente económico, aunque los efectos emocionales sobre el perro pasen a un segundo plano.
Y aparecen aquí las jaulas, la medicación o los collares anti-ladridos, entre otros, como los protagonistas de la necesidad de inmediatez puramente humana. Todos ellos abordan el problema principalmente desde el punto de vista de las personas pero olvidan en gran medida el punto de vista canino.
Todos ellos abordan el problema basándose en los síntomas, es decir, en la conducta molesta del perro, como romper o ladrar, y no en la raíz, que son las emociones que siente ese perro cuando está solo.
Cuando aplicas este tipo de herramientas o pautas la autoestima de tu perro, su miedo a la soledad o su felicidad, están pasando a un segundo plano, muchas veces sin ni siquiera darte cuenta de ello.
A veces tenemos tales carencias de conocimiento del perro como ser vivo que llegamos a conclusiones que nos parecen lógicas, pero que al perro no tanto, o en otras ocasiones la sociedad nos empujó a pensar que dichas pautas eran lógicas.
Desgraciadamente, cuando te tomas el tiempo que un perro con este problema necesita para mejorar, y que con frecuencia es un tiempo prolongado, surgen críticas desagradables. Es una dificultad que ineludiblemente requiere tiempo para muchos perros. Y, por desgracia, a veces incluso defensores de los perros no lo entienden y se te echan encima diciéndote que el problema es que no sabes cómo solucionarlo.
Mientras trabajaba con los perros que llegaron a mi propia casa tocados por esta miseria, abandonados por otras familias por expresar que no estaban de acuerdo con la soledad, he oído estas críticas y he visto caras de inadmisión sobre este enfoque. Quizás deberíamos plantearnos que el mejor enfoque para el tratamiento de la ASC a través del respeto a tu perro necesariamente pasa por un proceso donde se combinan esfuerzo, tiempo y aceptación de la situación.
No te pierdas la segunda serie de esta publicación: ¿Un protocolo para aproximar el problema? (próximamente).
¿Convives con un perro que tiene problemas para gestionar la soledad o independencia, y te gustaría compartir tu experiencia con nosotros? ¿Estás pensando en adoptar un perro y crees que hay factores de riesgo de desarrollo de problemas de gestión de la soledad? Estamos deseando escuchar tu caso, ¡Cuéntanoslo!
Si te ha gustado este artículo, y crees que con ello podemos aportar nuestro grano de arena para restaurar una parte de la felicidad de nuestros perros, por favor, compártelo.
Buenos días.
Tengo una perrita de 7 años ,la cogimos con 8 meses.
Ha sufrido ,y sigue en menos medida, ansiedad por separación. Me gustaría conocer tu opinión sobre el dejarla en una habitación a ratos sola obligada, durante estos días de confinamiento. Como algunos aconseja.
Yo personalmente no lo veo.
Principalmente porque ella se quedará tranquila porque sabe q estoy al otro lado de la puerta.
Estuve viendo tu webinar sobre el tema. Me parece más lógico dejarla a ella q decida dónde quiere estar,si conmigo o en otra habitación. Decirte q duerme en mi habitación.
Pero verdaderamente me preocupa el día q podamos empezar a salir a la calle.
Porque aunque no muestra ansiedad cuando sabe q voy a salir si q ladra y aúlla.
Y lo pasa mal.
Aconsejame .
Gracias
Hola, Esther, buenos días, y en primer lugar perdona el retraso en contestarte. Muchas gracias por compartir vuestro caso, y aportar reflexiones y preocupaciones tan interesantes y llenas de sentido común. En realidad, no hay una respuesta absoluta para todos los perros en casi nada, y en este caso casi menos aún. Hay perros que sufren problemas de gestión de la soledad pero que pueden aceptar perfectamente que estés en otra habitación de la casa, siempre que ellos entiendan que estás «cerca». Otros, en cambio, necesitan tenerte siempre a la vista, controlado, incluso necesitan estar casi en contacto o en contacto para sentir esa seguridad de la que ellos seguramente carecen (no es un contacto «sano», si no en búsqueda de una seguridad externa). Por ello, tampoco hay una pauta estándar para todos. Muchas perros con problemas de gestión de soledad se solucionan a base de darle contacto, en lugar de quitárselo. Por el contrario, sobre otros perros necesitamos actuar de una manera más «activa» para ayudarles a salir de esa zona de confort que implica siempre estar cerca nuestra. Mi consejo personal es que sigas tu intuición, se nota que te haces preguntas lógicas, por lo que encontrarás respuestas también lógicas. Estos días de confinamiento van a empeorar muchos problemas de ansiedad por separación, debemos aceptarlo, aunque seguramente podemos hacer algunas cosas para intentar minimizar los daños. Si te encuentras perdida, una buena opción sería que intentes trabajar estos días con algún educador canino vía online. Lógicamente, siempre es mejor hacer un trabajo presencial, pero un buen profesional también podrá asesorarte de aspectos importantes con una sesión por videoconferencia. Nosotros ofrecemos ese servicio, a través de nuestra «Tutoría Digital», pero también otros profesionales lo hacen, es cuestión de que valores opciones. Si necesitas algo más, del tipo que sea, por favor, no dudes en decirnos, Esther. Un abrazo fuerte y mucho ánimo,
Adopté hace 5 meses a una perrita con mucho miedo a las personas.
Poco a poco, con paciencia y cariño, se ha convertido en una perra estupenda. Y aún sigue en ese cambio hacia mejor y sorprendiendo cada dia.
Fue tan increíble, que adopté a una segunda perrita, sin ningún problema de socialización con personas ni perros, pero con ansiedad por separación.
Estoy desesperada… Tengo problemas con los vecinos, he dejado de hacer vida normal. Al principio tb rompía cosas, ahora no lo hace, pero sí pis y caca, y llora y ladra durante horas.
Cambié el turno del trabajo, compré un collar ( solo vibración) la dejo musica, pasean durante horas en el parque (algo q disfrutamos mucho las tres) socializa con los demás perros sin problemas, se lleva fenomenal con mi otra perrita.
No sé q hacer…
Hola, Blanca, muchas gracias en primer lugar por tu generosidad con los perros y por compartir tu experiencia con nosotros. Ciertamente el problema de gestión de la soledad es uno de los más complicados de abordar en muchas ocasiones, ya que el modo de vida actual de las sociedades humanas es bastante incompatible con las herramientas que tenemos para solucionar o mejorar dicho problema. No obstante, la buena noticia es que, a pesar de ello, siempre podemos hacer más para mejorar la situación, y con paciencia y las herramientas conceptuales adecuadas, podemos conseguir a veces (no siempre) grandes logros. Nosotros en casa hemos tenido varias experiencias con casos muy severos de ansiedad por separación, por lo que entendemos perfectamente como te sientes. Mi recomendación personal es que acudas a un profesional si aún no lo has hecho, pero alguno con amplia experiencia en este tipo de problema. Si necesitas asesoramiento a ese respecto, por favor, no dudes en escribirnos a info@labrujulacanina.com. Esperamos que la convivencia pueda llegar a mejorar, y aquí nos tienes para lo que necesites. Mucho ánimo y fuerza, Blanca,
Y tener una depresión ya Tratándome , adorar a mis perros , tienen terreno para correr ,juego con ellos , pero soy incapaz de salir a la calle ni para ellos ,ni para mi nunca me había pasado porque son mi vida , me atormenta no poder seguir con mi trabajo y mis peludos .
Hola, Amara. Es una situación muy complicada, somos conscientes de ello. Lo más importante es tener las ganas para seguir remando, con eso ya tienes mucho conseguido. Si lo deseas, escríbenos a info@labrujulacanina.com y vemos las opciones para ayudarte. Mucho ánimo y un abrazote fuerte, Amara
Hola, somos casa de acogida de perros que buscan familia, están con nosotros hasta que por fin son adoptados. En casa vive con nosotros un perro que llegó hace cuatro años con mucho miedo a los humanos pero hoy por hoy lo lleva bien y creo, y eso espero, que es un perro feliz, de carácter bueno y relajado.
Escribo para agradecerte estos artículos, aveces hemos acogido a perritos con ansiedad por separación, es muy condicionante cuando un perro no puede quedarse solo, yo lo paso fatal, por el pobre animal que se angustia cuando nos vamos y, además, vivimos en un piso y los vecinos no soportan que el perro ladre.
No sabemos nada de sus pasados, pero algunos se nota que convivieron con más perros y al quedarse con el nuestro, se «pegan» a él y llevan bien que no estemos los humanos.
Pero otros, se nota que tampoco han convivido con otros perros y la compañía de nuestro perro no les sirve de nada. Es muy triste ver lo mal que lo pasan al quedarse solos.
Normalmente son perritos que se nota que convivían con alguien en una casa y supongo que el trauma del abandono les ha dejado esta huella.
Por ello te agradezco enormemente estos artículos. Gracias!
Hola, Inma, muchas gracias en primer lugar por vuestro generoso trabajo con todos esos perretes de acogida, algunos de ellos «tocados» por el complicado problema de la ASC. Efectivamente, tal cual indicas, hay perros que traen una predisposición para no gestionar la soledad, y al final es un problema que se va agravando cada vez más, porque socialmente desde el punto de vista humano es muy difícil de manejar correctamente. Afortunadamente, cada vez hay más conocimiento y esto nos permite tener un punto de empatía cada vez mayor. Conocer algo pero respetarlo. Gracias de nuevo a ti, Inma, un abrazote fuerte,
Buenas tardes:
Quisiera dar mi punto de vista sobre este tema tan amplio y tan complicado algunas veces de abordar…
Yo siempre he sido una persona que en su vida ha tenido perro en casa, es una parte de la familia que nunca he podido saber obviar y he tenido junto con mis hermanos distintos tipos de razas en un piso.
Cómo bien decís la vida de un can vista desde fuera y a ojos de los demás es un tema que viene grande a mucha gente y que es incomprendido y criticado en cierta manera;con esto quiero decir que para saber lo que es y para opinar sobre ello, creo q lo más normal es tener un perrete en tu vida y vivir ese día a día.
Por ello quisiera compartir mi experiencia con vosotros porque me ha parecido muy interesante el artículo y porque toda aportación es buena y de todo se aprende, así que cualquier comentario lo agradeceré enormemente porque todo consiste en sumar y mejorar tu vida con tu mascota.
Como bien decía siempre hemos tenido perro en casa y en el tema referente a conducta no ha habido ningún problema ya que siempre ha habido alguien en casa y no hemos notado esa ansiedad generada por la soledad. Normalmente como eramos muchos siempre han estado acompañados y cuando se ha dado la situación ya eran bastante adultos y se comportaban sin preparar ningún follón en casa.
El problema (que no me quiero liar mucho) ha venido cuando adopte un cachorro en una protectora (de lo cual he de decir que estoy muy orgullosa de hacerlo y animaría a todo el mundo que quisiera tener un perro¡que adopte!). Mi perrita estuvo en protectora con sus hermanas y la shan sido separando según ha habido adopciones, entiendo que el separar a los cachorros de la madre tan pronto genera ciertas conductas, miedos, inseguridades… Y claro al principio ha sido difícil el adaptarnos ;nosotros a ella y ella a nosotros, porque como bien habéis dicho, ellos no entienden de las horas que tú te vas de casa (el motivo me refiero) simplemente para ir a trabajar ya que es algo que no es opcional y tienes que intentar mantener unos horarios, unas rutinas que al principio cuestan porque están acostumbrados a estar con alguien o con su manada y de repente el sentirse solos en un espacio cerrado les limita. Hacen cosas para llamar nuestra atención, para hacernos ver que están nerviosos, que necesitan nuestra presencia en casa (aunque ellos estén en el sofá y tu haciendo cosas de casa o dormidos…) pero estas, y estas ahí. Mi perra tiene ya 5 años y este año va a hacer 6, es una raza que no había tenido nunca, es un perro de caza y necesita mucha actividad y es muy nerviosa y juguetona. Al principio no sabíamos como hacer, cuando nos íbamos siempre rompía algo, orina a en casa y rasgaba cosas. A mi esta situación no se me había planteado nunca y si tenía algo claro es que quería que ella formará párate de mi vida y no desprenderme de ella como hace mucha gente. Hable con un adiestrador porque por más que leía y hacía cosas que me decía la gente no resultaba. La cosa es que contándole cual era el problema y lo que hacía ella en casa me dijo que había que tratarlo con varias sesiones y que cada perro tiene un nivel de ansiedad y dependencia. Así que comenzamos a hacer sesiones con ella, rutinas, ejercicios, juegos, dedicándole parte del día a su ansiedad. Fuimos haciendo ejercicios de olfato que vienen muy bien porque realmente es algo que necesita mucha concentración y les cansa. También practicamos ejercicios de obediencia para tranquilizarla cuando no me viera o la dijera que se mantuviera sentada. En definitiva ejercicios y juegos que potenciarán su seguridad y premiarlos cuando los hiciera bien de una manera que viera que todo esfuerzo suyo era recompensado y afianzando lazos con ella.
Poco a poco esos ejércicios y juegos había que ir poniéndolos en práctica en horas libres en vez de en sesiones para que antes de irme a trabajar o si tuviera que salir a cualquier cosa ella se mantuviera tranquila.
Probamos un montón de cosas:ejercicios de clicker, de ofalto, relajación ante un momento de exvitacion para calmarla, tipos de premios o entretenimientos para cuando estuviera sola…
Poco a poco todo ese tiempo y ese esfuerzo iba dando resultado, para ambos lados, en el sentido de que ella se sentía más segura y cómoda en casa cuando nosotros no estabamos y nosotros podíamos salir con más libertad.
No obstante todo lleva un tiempo de aprendizaje, de trabajo, cada perro es distinto y algunos necesitan más tiempo que otros para tranquilizarse y saber canalizar todo esto.
Hacer que en casa oiga algo siempre una simple radio puesta bajita, o una tele sin imagen, cansarles antes de irnos, para que cuando estén solos coman y se echen. Algún juguete que se pueda rellenar, cambiar los juguetes y no dejarle siempre los mismos… Nose son trucos y cosas que vas aprendiendo. La verdad es que día a día te sorprenden y te saben sacar una sonrisa y todo ese tiempo que les dedicamos es esencial para la convivencia porque realmente ellos solo nos tienen a nosotros y merece la pena intentar todo lo que haga falta para que haya una buena relacionn entre ambos. Tiempo, paciencia y cariño es todo lo que necesitan
Hola, Penelope, agradecerte en primer lugar que hayas podido compartir vuestro caso, confiando en nuestra opinión profesional. Por supuesto, agradecerte también tu generosidad con los perretes, y en concreto sobre el último de ellos, cuya experiencia nos compartes. La crianza más natural de los perros, como bien apuntas, generalmente no genera individuos con «problemas» de convivencia. Sin embargo, muchos perros han crecido en entornos difíciles para ellos, o bajo circunstancias poco naturales. Efectivamente, un destete y separación prematura de madre y hermanos es origen de muchos de los problemas de ASC (y de muchos otros tipos) que luego se generan más adelante en esos perros. Ciertamente, como apuntas, es necesario tener un plan (en vuestro caso trazado por un adiestrador, como indicas) y luego ser muy constante y paciente con dicho plan de trabajo, para poco a poco ir recogiendo los frutos de las semillas colocadas. Tal cual indicas, efectivamente el olfateo es de una gran ayuda para relajar a los perros, aunque hay muchas formas de proponérselo a un perro, y no todas son igualmente beneficiosas, algunas hasta dañinas. Seguramente hay algunas pautas del plan que indicas que desde La Brújula Canina no hubiéramos incluido, como el trabajo con clicker o la obediencia, pero trabajadas desde el respeto al perro en realidad no tienen porqué ser necesariamente tóxicas para la resolución de la ASC. Darte nuestra enhorabuena por haberos dado la oportunidad, el tiempo y la paciencia, y haber conseguido todos esos resultados. Un abrazote grande, Penelope