Como animales sociales que son, los perros tienen una tendencia natural a organizarse en grupos sociales. El buen funcionamiento de un grupo social depende, entre otros factores, de que los miembros de dicho grupo perciban un beneficio en mantener la cohesión social. Por todo lo anterior, los perros es unos verdaderos especialistas en observar lo que sus compañeros de grupo, perros o humanos, piensan y sienten. Este hecho implica a su vez que existen diversos y complejos procesos de aprendizaje social, en los cuales aprender lo que es importante para el grupo y lo que no resulta fundamental. Descubre en este estudio por qué tu apoyo social es fundamental en situaciones de alto estrés para tu perro, como para algunos perros puede ser la consulta veterinaria.
Reacciones comportamentales y fisiológicas de los perros en una revisión veterinaria: el tipo de interacciones perro-propietario mejora el bienestar canino
Para mejorar el bienestar de los perros durante sus visitas al veterinario, los autores de este estudio evaluaron la influencia social humana en la fisiología y el comportamiento de los perros durante la rutina de examinación en una consulta veterinaria.
En primer lugar, se evaluó el impacto de una revisión veterinaria estándar en los indicadores de comportamiento y fisiológicos de estrés en los perros seleccionados.
En segundo lugar, se examinó si las interacciones táctiles y verbales con el perro modificaban dichos parámetros relacionados con el estrés fisiológico y comportamentales.
Un estudio al azar sobre un conjunto de perros sanos que convivían con personas particulares (no profesionales) se empleó para examinar los siguientes parámetros:
- Comportamiento.
- Temperatura rectal.
- Frecuencia cardíaca (HR).
- Temperatura superficial ocular (OST).
- Concentración de cortisol en saliva.
El estudio consistió en comparar dos situaciones diferentes:
a) contacto: el propietario acaricia y habla al perro durante la revisión veterinaria.
b) no-contacto: el propietario está presente durante la revisión veterinaria pero no se produce una interacción directa con el perro.
Los resultados mostraron que las revisiones veterinarias producen respuestas de estrés agudo en los perros tanto durante las condiciones de «contacto» como las de «no-contacto», con incrementos significativos de la conducta de lamerse los labios, de la frecuencia cardíaca así como de la máxima OST.
Una disminución significativa de la conducta de intentar saltar de la mesa de exploración fue observada durante la revisión en el grupo de «contacto» en relación con las condiciones de «no-contacto». Además, la interacción con los «propietarios» generó un efecto de atenuación tanto en la frecuencia cardíaca como en la máxima OST en los perros.
El orden de testeo, es decir, comparando el efecto tras la primera visita al veterinario versus la segunda visita, no tuvo influencia en los parámetros comportamentales y fisiológicos, lo que sugiere que los perros no se habituaron o sensibilizaron al procedicimiento de evaluación.
Por otro lado, la duración de la interacción entre «propietario» y perro no tuvo un efecto significativo en las respuestas comportamentales o fisiológicas de los perros.
Este estudio demuestra que las interacciones perro-persona mejoran el bienestar emocional de los perros durante la revisión veterinaria.
El desarrollo de nuevos estudios en esta línea podría mejorar la comprensión de los mecanismos asociados a la reducción de estrés en perros en condiciones similares.
Véase: Csoltova, E., A. Boissy, C. Gilbert & M. Martineau (2017). «Behavioral and physiological reactions in dogs to a veterinary examination: Owner-dog interactions improve canine well-being.» Physiology & Behavior 177: 270-281.
Si quieres profundizar en el conocimiento sobre estrés canino y clínicas veterinarias, puedes leer también nuestro artículo: «Percepción de las personas en relación con el estrés de sus perros y comportamientos relacionados durante las visitas a la clínica veterinaria» (leer más).
¿Cómo puedes aplicar esto en tu día a día? La visita a la consulta veterinaria puede representar un problema de estrés para algunos perros. Estímulos como olores químicos fuertes, personas y/o perros desconocidos en espacios pequeños, así como experiencias previas negativas pueden disparar el nerviosismo. Cuando un perro con el que convivimos se encuentra en una situación complicada como la descrita, habitualmente muestra una tendencia innata a valorar dicha situación en función de cómo la valoran el resto de miembros del grupo, especialmente respecto a aquellos miembros del grupo con los que presenta una relación de mayor afinidad. Ver a alguien preocupado puede preocuparte, pero sobre todo esa situación te dará mucho que pensar si es alguien en el que confias o con el que tienes una magnífica relación. Por eso, cuando nuestro perro nos necesita, como por ejemplo en una situación de alto estrés agudo como la visita al veterinario puede serlo para muchos perros, necesitamos acompañarle y transmitirle la tranquilidad que necesita. Y ahora piensa esta reflexión con calma: a ese momento de estrés, donde nuestro amigo nos necesita más que nunca, debemos llegar ya con una relación de confianza y amor forjada en vuestro día a día.
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Son interesantes las conclusiones del estudio. La influencia positiva que puede tener la presencia de las personas en estas situaciones de estrés es digna de ser aprovechada para facilitar la gestión de esa situación.
Pero bajo mi punto de vista se obvia un hecho. Y es que la influencia de una persona sobre su perro hay veces que es claramente negativa. Pueden influir para mal en su comportamiento y por tanto hay veces que es preferible que esa persona se mantenga fuera de la consulta para no empeorar la situación.
El punto clave considero que es, como tú dices al final del texto, tener una relación bien establecida para poder aprovechar lo que se comenta en el artículo.
Sin lugar a dudas, David, las personas podemos sumar o restar en esas situaciones de alto estrés para los perros. Y, como bien aportas, esa buena relación se construye desde mucho tiempo antes, en nuestro día a día, con cada decisión que tomamos en cada situación, lejos de lo que pase puntualmente en la consulta veterinaria. Un abrazo, David, 😉