En la sociedad actual, con mucha frecuencia, las personas humanizan la relación con sus perros. Las repercusiones de este tipo de conducta por nuestra parte son letales para muchos perros, ya que nos olvidamos de la otra parte, el perro, y dejamos de lado, entre otros aspectos, sus necesidades reales, su percepción del mundo o su manera de comunicarse. Aprende en este breve post porqué darle importancia y valorar el hecho de crear una relación donde ambos podáis «hablar» y os escuchéis.
Midiendo las relaciones perro-propietario: rompiendo barreras entre el comportamiento animal y la psicología humana.
Muchos estudios realizados hasta la fecha sugieren que los perros (Canis familiaris) forman lazos de afecto con sus «propietarios» y que la fortaleza de dichos lazos puede variar.
Sin embargo, no parece razonable creer que todos los perros comparten el mismo tipo de relación con las personas con las que conviven, especialmente teniendo en cuenta sus diferencias en configuración genética, sus experiencias de vida previas y la gran diversidad de maneras de tratarlos que pueden mostrar los seres humanos.
Además, el nivel de seguridad percibido por los perros respecto de los «propietarios» probablemente varía, tal y como ha sido demostrado en niños respecto de sus padres.
El objetivo de este estudio fue realizar una revisión sobre las fortalezas y debilidades del conocimiento actual relativo a la relación entre perros y humanos. Dado su mayor grado de desconocimiento, los mayores esfuerzos del estudio fueron destinados a tratar de incrementar nuestra compresión sobre la percepción que tienen los perros sobre dicha relación.
Para ello, se utilizaron conceptos de psicología humana con el fin de clarificar algunos de los términos que son también usados en antrozoología, de tal manera que se otorga mayor soporte teórico a las sugerencias de cómo adaptar y aplicar métodos para mejorar el desarrollo de la evaluación de las relaciones perro-humano.
Las sugerencias para desarrollar en el futuro incluyen la focalización en los estilos de afecto a nivel individual para cada perro, en lugar de considrar de manera general al perro «medio».
Por otro lado, se sugiere una aproximación diádica, donde tanto los atributos del perro (su estilo de cariño) como del «propietario» (su forma de tratar al perro) sean incorporados cuando se evalúa la relación entre ambos.
La consecuencia, desde un punto de vista aplicado, es que los propietarios se vuelven más preocupados por el tipo de estilo de afecto que sus perros tienen, así como qué estrategia de manejo tienen ellos.
Sabiendo que esto puede contribuir a identificar fuentes de conflicto en relaciones pasadas o presentes, claramente puede ayudar a los «propietarios» a construir relaciones más exitosas y positivas en el futuro con sus perrros. Esto también puede contribuir a mejorar dicha relación cuando se adoptan perros de chenil.
Véase: Rehn, T. and L. J. Keeling (2016). «Measuring dog-owner relationships: Crossing boundaries between animal behaviour and human psychology.» Applied Animal Behaviour Science 183: 1-9.
¿Cómo puedes aplicar esto en tu día a día?
Las relaciones interespecíficas, es decir, entre diferentes especies, muestran siempre un componente de desentendimiento y, por tanto, en aquellos momentos y lugares donde conviven, es necesario un consenso.
Nosotros los seres humanos tenemos una relación de este tipo (interespecífica) con nuestros perros, pero durante mucho tiempo nos hemos olvidado de que para que funcione es necesario dicho consenso.
Durante muchos años, demasiados, hemos pretendido relacionarnos con nuestros perros con decisiones unilaterales por parte de las personas. Afortundamente, este hecho está comenzando a cambiar, y nos estamos dando cuenta de que nuestros perros tienen mucho que decir en esta relación.
Solo cuestionándonos esto, ya hemos dado un paso importante, que es principalmente el objetivo de este estudio presentado.
El siguiente paso, para seguir avanzando y mejorando, obviamente sería plantearnos el cómo entender a nuestros perros, para lo cual es fundamental que aprendamos a entender cómo piensan, sienten y se comunican con su mundo.
Si convives con uno o varios perros, ahora es el momento de que te plantees empezar a entenderlo (si aún no lo haces) y consigas que se sienta valorado, escuchado y entendido, POCAS o NINGUNA relación (de más de uno) funcionan si el resto no hace algo por el otro.
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