La gestión de la emoción del miedo en perros es un proceso complejo y multifactorial. Conocer cuáles son los factores que provocan una mayor o menor tendencia a desarrollar el miedo a los fuegos artificiales nos permite actuar de forma preventiva, quedando claro que siempre «es mejor prevenir que curar». Por otro lado, comprender con detalle cuáles son los factores que nos pueden llevar a mejorar o empeorar esta gestión emocional por parte de nuestros perros es probablemente una de las herramientas más potentes de las que podemos disponer para garantizar su máximo bienestar en el día a día. En este estudio se analizan precisamente algunos de los factores con influencia en el miedo a la pirotecnia, te invitamos a leer el artículo completo para conocer a fondo cómo ayudar a tu perro en estos casos.
No es un camino de una única dirección – Gravedad, progresión y prevención de los miedos a fuegos artificiales en perros
El miedo a ruidos representa un problema de bienestar altamente prevalente en perros. Un estudio online fue desarrollado para explorar la gravedad y progresión de los miedos a fuegos artificiales en perros, y la relación con aspectos demográficos (edad, raza), de salud, problemas de comportamiento y esfuerzos de educación canina de los propietarios para prevenir o aliviar este miedo a la pirotecnia.
El 52% de los perros en la muestra (N=1225) estaban al menos parcialmente afectados por el miedo a los fuegos artificiales, y la mayoría desarrollaron este miedo durante el primer año de vida, con una frecuencia de aparición del problema decreciente respecto a nuevas ocurrencias hasta los 7 años, y muy pocos perros afectados después de esta edad.
Mientras que casi 3/4 de los perros con miedo tuvieron una recuperación en la siguiente mañana de la exposición a los fuegos artificiales, esta recuperación llevó hasta un día completo en un 10% de los casos, hasta una semana en el 12% y varias semanas o incluso meses en más de un 3%.
Uno de los análisis realizados (análisis univariante) indicó un efecto significativo en la gravedad del miedo a fuegos artificiales en los perros en función del tipo de raza, de la edad, del sexo, de si el perro estaba castrado o no, de la procedencia del perro (adoptado, criador) así como de la edad de llegada a casa.
Sin embargo, en otro de los análisis (modelos binomiales incluyendo predictores de presencia / ausencia del miedo a los fuegos artificiales) se obtuvo solamente la edad, el tipo de raza (cruces siendo los más afectados), problemas de salud y la interacción entre problemas de salud y edad como los predictores más significativos del miedo a pirotecnia. Esta discrepancia podría ser explicada por las correlaciones entre los predictores y subyacentes diferencias entre perros de raza y cruces, tales como que los cruces son adoptados de refugios con más frecuencia y que normalmente se entregan castrados a las familias.
El miedo a la pirotecnia está altamente correlacionado con miedos a disparos y truenos, y en menor medida con miedos a otros ruidos, pero no con otras tipologías de problemas de comportamiento.
En este estudio se registraron tanto mejoras como empeoramiento de los miedos a los fuegos artificiales detectados originalmente. Mientras que la edad temprana en la exposición así como diferencias de razas apuntan a una fuerte contribución genética del miedo a la pirotecnia, los datos indican también que un proceso de normalización en los cachorros o el apoyo social a través de adultos sin miedo para asociar estos ruidos con un estímulo no aversivo son altamente efectivos en la prevención y desarrollo posterior de miedos a los fuegos artificiales.
Véase: Riemer, S. «Not a one-way road—Severity, progression and prevention of firework fears in dogs». Plos One, 6 (2019).
¿Cómo puedes aplicar esto en tu día a día? Estudios como éste nos permiten conocer que, por ejemplo, un perro castrado tiene mayor predisposición a desarrollar miedo a la pirotecnia (en realidad, miedo en general), o que una hembra tiene más predisposición al problema que un macho (por lo que castrar puede empeorar aún más el problema), o que determinadas razas o cruces de razas pueden ser más sensibles a esta pirotecnia y por tanto desarrollar más fácilmente un problema de gestión. A partir de este conocimiento podemos aprender de nuestros errores, dejando de lado propuestas obsoletas en educación canina y aproximarnos a un entendimiento más holístico del perro. Así, desde La Brújula Canina consideramos por ejemplo fundamental conocer y aplicar herramientas como el apoyo social, es decir, propuestas de trabajo de los miedos mediante procesos de acompañamiento con otros compañeros caninos que muestren más seguridad en esas situaciones. Seguramente el apoyo social se encuentra entre las opciones más naturales y lógicas desde el punto de vista del aprendizaje de los perros como animales sociales. En estos casos, aparece los importantes procesos de contagio emocional, y si la exposición está bien considerada (para ello debemos nuevamente conocer los factores) podemos ayudar a un perro a generar unas bases de gestión del miedo, en este caso a fuegos artificiales, mucho más sólidas.
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