Todos creemos que la mayoría de los perros callejeros pueden y deben disfrutar de una familia que los quiera y un cómodo hogar lejos de las duras condiciones de la calle. Sin embargo, a la hora de «rescatar» a estos perros, muchas veces no consideramos los posibles traumas emocionales que podemos causarles como consecuencia del estrés derivado de dicho «rescate», a pesar de que evidentemente lo hacemos con toda nuestra buena intención. Descubre en este estudio por qué, además de buscarles un hogar, es fundamental considerar también el cómo sacamos a ese perro de la calle para vivir en una casa con una familia.
Comparación de los indicadores de los niveles de estrés en sangre de perros callejeros después de su tranporte y tras la llegada a su nuevo hogar
El bienestar animal está alcanzando cada vez más importancia, de tal forma que minimizar el estrés es uno de los requisitos para alcanzarlo. El transporte y los entornos nuevos incontrolables o impredecibles son altamente estresantes para los perros y pueden afectar claramente a su bienestar.
Las situaciones desagradables concretas para perros callejeros incluyen su captura en áreas públicas y su enjaulado durante el transporte, vibraciones del vehículo, ruido del tráfico, entornos desconocidos, descarga y condiciones restringidas de confinamiento.
El nuevo entorno para los perros callejeros presenta potencialmente experiencias novedosas y estresantes, tales como nuevos alrededores, vistas desconocidas, olores de personas y otros perros desconocidos, etc,…
El objetivo del presente estudio fue investigar la influencia del transporte y el nuevo hogar en el nuevo entorno en parámetros sanguíneos (concentraciones de cortisol, glucosa, colesterol y triglicéridos, así como conteo de leucocitos y el ratio neutrofila/limfocitos) de 40 perros callejeros.
La concentración de glucosa, el conteo de leucocitos y neutrófilos, así como el ratio neutrófilos/linfocitos fueron significativamente mayores después del transporte en comparación con el nivel de los mismos parámetros detectados en los perros después de llegar al nuevo entorno del nuevo hogar.
Las concentraciones de cortisol, colesterol y triglicéridos, así como el conteo de linfocitos, fueron también mayores inmediatamente después del transporte comparados con los niveles 24 horas después de que los perros llegaran al nuevo hogar (a pesar de que estas diferencias no fueron estadísticamente significativas).
Los resultados de este estudio indican que el transporte en sí mismo fue más estresante para los perros callejeros que la propia llegada al nuevo entorno del nuevo hogar.
Véase: Radisavljevic, K., M. Vucinic, Z. Becskei, A. Stanojkovic & M. Ostovic (2016). «Comparison of stress level indicators in blood of free-roaming dogs after transportation and housing in the new environment.» Journal of Applied Animal Research 45(1): 52-55.
¿Cómo puedes aplicar esto en tu día a día? Muchos de los perros que viven como callejeros se pueden adaptar perfectamente a la vida en una casa (+ info). Se ha comprobado que muchos de estos perros sufren un período de estrés muy importante durante dicho cambio de vida, pero la mayoría de ellos terminan por adaptarse correctamente a las nuevas condiciones. Sin embargo, un número no reducido de perros experimentan dichas situaciones como eventos traumáticos, los cuales dejan traumas emocionales sobre esos perros durante mucho tiempo, algunos de ellos permanentes. Este estudio demuestra que, aunque evidentemente el cambio de vida es un foco de estrés importante, sin embargo, la fase de transporte en sí misma puede ser tan estresante o más para dichos perros como el propio cambio de vida. En consecuencia, no se debe tomar a la ligera el cómo se realiza el "rescate" de un perro callejero, puesto que podemos generarles daños emocionales que muchas veces difícilmente podrán olvidar. Por tanto, desde La Brújula Canina debemos alertar de que este tipo de funciones deberían ser realizadas por personas con formación en aspectos tales como comunicación canina, estrés o manejo de una correa. RESCATAR UN PERRO DE LA CALLE NO DEBERÍA SERVIR PARA LIMPIAR CONCIENCIAS, SI NO PARA AYUDAR A LOS PERROS.
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Me quedo con la frase que recoge también Aide y que lamentablemente se olvida cuando el objetivo no es el que debiera… Se causa más daño que salvación.
Muchas gracias por tu comentario, amarna. Muy cierto, hacer algo con buena intención no tiene porqué necesariamente implicar que genera un beneficio, en este caso al menos para el perro «rescatado». Como en casi todo, el sentido común y/o la formación e información son la clave para poder actuar de una manera lo más «correcta» posible. Ojalá que sigan existiendo personas generosas que se ocupan de esos perros, pero siempre sobre la base del buen hacer. Gracias de nuevo, un abrazo,
Me ha encantado la información y en especial este mensaje: «ESCATAR UN PERRO DE LA CALLE NO DEBERÍA SERVIR PARA LIMPIAR CONCIENCIAS, SI NO PARA AYUDAR A LOS PERROS. »
Parece que el motor del rescate es este.
Saludos desde México.
Muchas gracias por dejarnos tu comentario, Aide. Efectivamente, aunque no siempre es así, en ocasiones no se vigila por el bienestar del perro callejero en estas ocasiones, si no que los utilizamos para sentirnos nosotros solidarios y comprometidos con una causa. Lo importante en un «rescate» debería ser el perro. Gracias por seguirnos desde México, un abrazo,