Los perros son animales sociales y, como tales, traen de serie un gran potencial para aprender unos de otros, lo que se conoce como aprendizaje social. Aunque no lo creas, tu perro te observa constantemente y extrae de tu manera de comportarte ante ciertas situaciones mucha información. En este post te mostramos las claves para convertirte en un mejor referente social para tu perro.
¿Qué puedo hacer para convertirme en una referencia social de calidad para mi perro?
Qué duda cabe ya a estas alturas que los perros domésticos son animales sociales. ¿Qué significa esto? Básicamente, en pocas palabras, que se trata de animales que se unen en estructuras llamadas grupos sociales, donde los diferentes individuos pueden tener distintas funciones y donde la unión cooperativa hace la fuerza.
El comportamiento grupal de los perros es tal que para la mayoría de ellos deberíamos de considerar la interacción social como una necesidad básica más, provocando el aislamiento social consecuencias tan graves como la depresión o en su caso más extremo la muerte.
Puedes leer más sobre «El perro como animal social» pinchando aquí.
Este tipo de animales sociales presentan una herramienta para garantizar el buen funcionamiento del grupo que se denomina «aprendizaje social». ¿Qué quiere decir esto?
Que los perros tienen la capacidad de aprender los unos de los otros viendo lo que esos otros hacen en una situación determinada.
Es ese tipo de aprendizaje que también se ha llamado ya en tiempos anteriores, ya un poco más en desuso, como aprendizaje vicario o por imitación. Si tienes un cachorro que aprende de un perro adulto con determinados problemas, por ejemplo, perseguir bicicletas en movimiento, las probabilidades de que te encuentres al lindo cachorrín haciendo lo mismo en unos meses son bastante elevadas. De ahí la importancia de no hacer crecer mucho la familia si no generas una dinámica calmada y tranquila previamente en los perros con los que ya convives.
Hasta aquí es todo relativamente conocido.
En mi opinión, donde nos encontramos un vacío de información importante es cuando consideramos cuáles son los canales cognitivos del aprendizaje social: ¿en qué se fija prioritariamente un perro para aprender de otro? ¿en la vista? ¿en el oído?, ¿ o tal vez en su súper poderoso olfato? Y por otra parte, ¿podemos encontrar individuos diferentes que usen como canal prioritario uno distinto al otro?
Es decir, ¿es posible que haya perros que aprenden socialmente más de otros por el olfato y otros que usen más la vista, por ejemplo, para aprender? Seguramente estamos humanizando la percepción y comprensión del mundo por parte de los perros al considerarlos en la mayoría de los casos como eminentemente visuales.
Puedes leer más sobre «Los perros entienden nuestras caras» pinchando aquí.
Puedes leer más sobre «Cognición olfativa: ¿cómo percibe mi perro el mundo?» pinchando aquí.
Una duda que nos puede surgir a continuación iría en la línea de, vale, un perro puede aprender de otro perro, tiene bastante sentido, pero: ¿pueden los perros fijarse en nosotros como referente social a pesar de ser de especies diferentes?
La mayoría de los estudios recientes y rigurosos ponen de manifiesto que sí, que los perros nos pueden usar, y de hecho nos usan constantemente, como referente social. Nuestro estado de ánimo, nuestra actitud frente a determinadas situaciones, nuestros miedos, nuestra personalidad… acaban influyendo en el comportamiento de nuestros perros casi siempre, antes o después. De ahí el dicho de que «los perros se parecen a sus dueños». No obstante, convendría resaltar que, aunque esto es completamente cierto, hay ciertas cosas, como por ejemplo muchas habilidades sociales y protocolos de comunicación perro-perro, que nosotros nunca podremos enseñar a los perros ni ellos nunca se fijarán en nosotros para ciertas cosas. Vienen impuestas por la propia biología.
Puedes leer más sobre «La referencia social» pinchando aquí.
Creo necesario en este punto hacer una aclaración sobre el concepto de aprendizaje social y el concepto de vínculo, este último ya quizás un poco, o bastante, prostituido. El término vínculo se ha empleado de muchas y diversas maneras. En mi opinión, la mayoría de las formas de definirlo han estado ligadas al hecho de «tener una buena relación con tu perro».
Aunque es curioso, que casi siempre se habla de que si tu perro tiene vínculo contigo, pero el vínculo que tengas tú con tu perro digo yo que también será importante…
Ser «propietario» de un perro, aparecer en un papel oficial donde diga que el perro es tuyo, no te garantiza que tu perro y tú tengáis una buena relación.
No lo hace, tu perro no entiende de firmas y sellos, entiende de amor, respeto, y, desgraciadamente así lo es, conexión. Tú no conectas con cualquiera, ¿a qué no?
Hay personas que de forma innata te caen mejor que otras, por las que sientes simpatía incluso aunque hagan cosas que no te gusten tanto. Entonces no entiendo porqué a los perros no se les da la oportunidad también de elegir qué persona o personas le gusta más… ¿Y por qué es tan importante todo lo anterior? Porque si aplicamos el sentido común, ¿de quién aprenderás más, y en quien te fijarás más, de alguien con quien tienes una relación genial, o de alguien que no te gusta cómo es?
Tu perro también tiene algo que decir en relación a si tú eres su referencia social, recuérdalo.
Tenemos mucha suerte los humanos del fuerte componente social de los perros, pero muchas veces lo desaprovechamos tanto que siento pena de lo incomprendidos que pueden llegar a sentirse. Y esto enlaza con una última idea respecto al vínculo:
El estricto adiestramiento en obediencia, o incluso cebar con premios a tu perro con la mejor intención, no te harán ser mejor referente social para él si eso no va acompañado de muchas otras cosas.
Dicho esto, si tienes una buena relación con tu perro (de lo contrario deberías ocuparte cuanto antes si no es así) lo siguiente que debería preocuparte es: ¿cuándo no estoy siendo un buen referente social? La respuesta se resumiría en esto tan sencillo y tan complejo al mismo tiempo: siempre y cuando todo aquello que tu perro está obteniendo de ti es información negativa, que le «perjudica», desde el punto de vista del aprendizaje social.
Hay momentos en los que tu perro necesitará apoyo en ti para evaluar qué hace en esa situación.
Por ejemplo, si te pones nervioso cuando ves otro perro, tu colega de cuatro patas lo notará, ¿y qué será lo siguiente? Él también se pondrá nervioso. En todos esos casos en los que tu perro necesita de ti y necesita que seas una buena referencia social, y lo que tú puedes aportarle no es algo positivo para él, no estás siendo un buen referente. Esto visto así, puede ser muy sencillo, pero en realidad es mucho más complejo cuando consideramos que ni es algo tangible, ni su comportamiento depende únicamente de nuestra actitud.
No obstante, ser un buen referente social nunca resta, siempre suma, así que lo mucho o poco que pueda ayudar a nuestro perro, bienvenido sea, aunque no sea ni suficiente ni lo único que necesitamos para solucionar un determinado problema.
Si como describimos arriba no estás siendo un buen referente social para tu perro, ¿cómo puedes hacer para mejorar como referencia social cuando la confianza mutua está deteriorada? Podemos hablar de muchos factores, pero podríamos destacar los 4 siguientes:
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Gradualidad: EL CAMINO SE HACE ANDANDO.
Si has estado siendo un pésimo referente para tu perro durante un tiempo relativamente largo, no esperes que esta relación pueda revertirse de un día para otro y la confianza mutua se recupere de repente. Ten paciencia.
Los cambios de verdad, los de base desde la raíz, requieren algo o mucho tiempo para reconstruir poco a poco lo que estaba mal. Sin embargo, esto no es un motivo para desanimarse.
Cada peldaño que subas de esa escalera, es uno menos que tienes que recorrer.
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Cambio de rutinas: EMPEZAR DESDE 0.
Cuando tú tienes un problema con una determinada situación, el seguir insistiendo en la misma manera de tratar de solucionarlo que no ha funcionado generalmente genera el mismo resultado: no funciona, pero con una peculiaridad, los niveles de frustración, ansiedad y estrés suben.
Si quieres empezar a ser un buen referente para tu perro, te recomendamos que planifiques un cambio de rutinas para él o ella, de tal forma que tu perro y tú podáis iniciar la reconstrucción de esa confianza mutua perdida desde otra óptica.
Seguir pegándote cabezazos contra un muro no te garantiza que lo vayas a derribar, y da mucho dolor de cabeza.
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Trabajo individual humano: AYUDATE TU PRIMERO.
Los cambios requieren cambios, como es evidente, ¿no? Si quieres dejar de ser un mal referente social y pasar a convertirte en alguien en quien tu perro confíe ante una situación incómoda o de indecisión, tendrás que empezar cambiando algo de tus rutinas, hábitos o manera de pensar y opinar respecto a diferentes cosas, ¿verdad? Si sigues igual, tu relación será la misma.
Revisa los aspectos de tu vida que desearías cambiar, propóntelo y hazlo. Ayudarte a ti mismo es la mejor ayuda que puedes ofrecerle a tu perro.
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Formarse e informarse: CONOCER ES AMAR.
Desde La Brújula Canina pensamos que el mejor educador canino no es el que más sabe, si no el que más sentido común tiene. No obstante, la formación e información canina también deberían de ser dos pilares sobre los cuales establecer una buena relación con tu perro.
Aprender sobre sus necesidades, sobre sus protocolos de comunicación (recuerda: hablan, pero a su manera), sobre su manera de percibir el mundo (cognición), sobre sus emociones y estados emocionales, por ejemplo, son pilares fundamentales muchas veces para entender a estos seres maravillosos pero que por desgracia nuestra desnaturalización (alejamiento de la naturaleza, de lo «vivo») nos ha llevado a olvidar o a ignorar.
Surge una última pero interesante cuestión respecto a todo este tema: ¿hasta dónde puedo llegar con los problemas de mi perro si me convierto en un buen referente social? La respuesta es sintética pero compleja: depende de cada caso.
Una gran diversidad de problemas de conducta en muchos perros requieren que no solo mejoremos nosotros en nuestra capacidad de erigirnos como referente social, si no que cambiemos también lo externo.
Por ejemplo, en muchos casos debemos trabajar aparte (pero de manera integrada) los condicionamientos o asociaciones fuertemente establecidas en las redes neuronales del perro, los estados emocionales tan terribles como la depresión, o determinadas condiciones existentes en su entorno como el lugar por donde pasea habitualmente.
Puedes leer más sobre «La teoría de las 4 patas» pinchando aquí.
Dicho todo esto, ahora viene la realidad y te dice que, por más que seas un genial referente social para tu perro, tal vez habrá problemas que, para ese perro, nunca se podrán solucionar.
La edad, la genética, el entorno, la raza,… hay una gran diversidad de factores que pueden determinar que un determinado problema simplemente sea «gestionable», pero no pueda llegar a solucionarse desde la raíz. En este caso, no te queda más que aceptar la realidad y ser feliz con tu perro aceptándolo como es.
No seas necio, se puede amar igual a un perro con problemas, ¿ o acaso tu eres perfecto? A mí personalmente la perfección no me gusta. Creo en la idea de que «un perro perfecto es un perro imperfecto».
¿Crees que eres un mal referente para tu perro? ¿Has trabajado de una manera activa para mejorar dicha relación? ¿Qué metodología y qué resultados has tenido? Estamos deseando escuchar tu historia, ¡Cuéntanosla!
Si te ha gustado este artículo, y crees que con ello podemos aportar nuestro grano de arena para restaurar una parte de la felicidad de nuestros perros, por favor, compártelo.
Lo primero que me gustaría hacer sería felicitarte por el blog.
Estoy muy de acuerdo en la mayor parte de las cosas que expones.
Me gusta mucho la idea de que para ser buen adiestrador canino hace falta tener mucho sentido común.
Me gustaría aportar, en forma de comentario, una teoría personal y que me temo que no voy a poder confirmar al menos de momento.
Esta teoría dice que los perros no solamente conocen nuestro estado de animo y el del perro que tienen enfrente, leyendo nuestro lenguaje corporal, sino que son capaces de olerlo y verlo.
Esta teoría la baso en el hecho de que si los perros son capaces de detectar por ejemplo en el caso de la diabetes, una subida o bajada de azúcar, tienen que ser capaces de oler los cambios fisiológicos, producidos por un estado emocional concreto, y estoy hablando tanto de perros como de humanos.
A efectos prácticos, si ante una situación X para el humano, el estado emocional pasa a ser estresante, el organismo segrega sustancias ( adrenalina, cortisol,etc… perdón no soy médico) que el perro detecta por el olfato y que además conoce ya que el perro las segrega de por si, al tenerlas en su organismo.
Mi teoría también la aplico a la relación entre perros, huelen su estado de ánimo, ya que segregan esas sustancias que rápidamente asocian a determinados Estados de ánimo caninos.
Quería aportar esto, ya que en el blog haces referencia a los canales por los que pueden aprender los perros y esta idea ( muy personal y discutible) abre un canal difícil de controlar, poco científica ( por la dificultad de recoger datos al respecto) pero muy práctica al abrir otro canal de comunicación entre humano y perro.
Enhorabuena por el blog.
Lo tengo en favoritos de mi navegador.
Muchas gracias por tu comentario, J. Es un placer haber recibido un mensaje como este, puesto que coincide a la perfección con nuestra manera de entenderlo. Hace algún tiempo publicamos este post, que no se si habrás podido leer: http://labrujulacanina.com/cognicion-olfativa-percibe-perro-mundo/. En la sección de «¿Cómo puedes aplicar este en tu día a día?» de ese post apuntamos a algo parecido. Efectivamente, creemos firmemente que la percepción olfativa del mundo en el perro es tan importante que probablemente centrándonos tanto en nuestro lenguaje corporal (cuando no en nuestro lenguaje verbal) estamos infravalorando realmente los aspectos más importantes de su cognición. Es cierto que esto es más difícil de demostrar (científicamente) a día de hoy, y que por ello la mayoría de la información que encontramos está relacionada con la comunicación no verbal corporal, pero qué duda cabe que es un aspecto esencial. Además, un aspecto que resulta mucho más difícil de «enmascarar» para aquellos que usamos nuestro cuerpo (mejor que nuestras palabras) para comunicarnos con los perros. No creo que sea una idea discutible, creo que es una realidad, otra cosa es las tremendas implicaciones de ello. Gracias de nuevo por compartir esta idea con nosotros, ha sido un placer. Un abrazo,
Estupendo artículo ! Me encanta y coincido contigo en la parte donde expones que no te gustan los perros perfectos ! Mi border y yo sabemos de lo que hablas ! Revivir cariño de un perro es maravilloso pero recibirlo de uno que no es para nada cariñoso…eso! Eso te hace pensar y decir, si! Yo también soy un buen referente social ! 🙂
Saludos !
Muchas gracias por tu comentario, Alvaro. Efectivamente, el mejor perro es el imperfecto, puesto que finalmente todos lo son de una manera u otra y es mejor aceptarlo. La búsqueda del santo grial del perro perfecto no hará más que agotarnos sin éxito y además degradará la relación con nuestro perro. Es un placer coincidir en opiniones, un abrazo, Alvaro,
Me ha encantado este artículo,igual que otros muchos que tienes publicados.
Desde pequeña tenía cierta sensibilidad con los animales y especialmente con los perros,pero por desgracia nunca pude crear con ellos, la relación y el vínculo que tengo con los dos últimos.
Ha sido gracias a ellos,que despertaron en mi la necesidad de buscar algo diferente a lo que siempre había vivido,que he descubierto muchas cosas que desconocía,muchos errores que cometía,nuevas formas de comunicarme sin hablar y poco a poco entenderlos cuando ellos me «hablan»,de disfrutar en cada momento del día con ellos y cuanto más aprendo,más me engancho y me apasiono.
Y gracias también a personas como tú,por aportar tanta información interesante y enriquecedora,que nos ayuda muchísimo con ellos.
Yo no se si soy un buen referente para ellos,pero desde luego ellos lo son para mi.
Muchas gracias por tus amables palabras, Isabel. En muchos casos sucede que aunque hemos convivido previamente con algunos (o muchos) perros, no es hasta que alguno nos lo pone especialmente difícil que no tenemos que obligarnos a entenderlos y aprender sobre ellos. De hecho, este el comienzo de la vocación como adiestradores o educadores caninos de muchas personas. Así lo fue en nuestro caso también. Entre otras cosas, un buen referente es alguien sincero y honesto con sus propios perros, de modo que estamos seguros de que lo serás. Gracias de nuevo por tu comentario, un abrazo, Isabel,
Me gustaria hacer un pequeño comentario a este gran articulo. En mi modesta opinion creo que el problema del vinculo con tu perro o la forma de convertirte en su referente no consiste en saber que hay que hacer o que no, sino en como comunicar y eso creo que es el gran problema que todos en mayor o menor grado tenemos. Por decirlo de alguna manera todos tenemos un amigo que en determinadas situaciones con una mirada te es suficiente para comunicarte con el/ella y expresar algo en una determinada situacion. Os propongo un reto que demuestra lo que digo, probar a dar un paseo de los que dais habitualmente con vuestro perro pero sin decir ni una sola palabra, tratar de comunicaros con vuestro perro de una forma positiva simplemente con gestos o movimientos de vuestro cuerpo. Yo lo intento todos los dias y es muy complicado pero se consiguen grandes cosas. un saludo y gracias por estos articulos
Muchas gracias por tu acertado comentario, miguel.
Efectivamente, para que un mensaje pueda llegar correctamente al receptor, como bien sabes, no solo es importante que el mensaje sea bueno, si no también que se cumplan otros requisitos. Uno de ellos, como bien aportas, es el factor relacionado con el emisor del mensaje, en este caso nosotros. Efectivamente, los perros son más corporales que verbales (y más aún olfativos, pero esto no podemos controlarlo), y sin embargo nosotros nos empeñamos muchas veces en comunicarnos con ellos a través de las palabras. El ejercicio que propones es muy interesante, estamos totalmente de acuerdo. Deberíamos aprender a comunicarnos más con ellos usando nuestro lenguaje corporal. De nuevo, miguel, gracias por este interesante aporte. Gracias a ti por leernos, 🙂
El artículo es perfecto.
Muchas gracias, Alejandra. Es un gran placer que te guste, gracias por darnos tu apoyo, 🙂